La cultura tiene el futuro claro

Mientras leía en el blog de David Bravo como van perdiendo terreno las gestoras del copyright frente al movimiento copyleft y los autores simpatizan cada vez más con la «piratería» embriagados por el poder de internet como herramienta de difusión sin intermediarios, recuperaba de mis recuerdos unas notas que fui plasmando en OpenOffice hace unos «muchos» meses para un proyecto literario que probablemente me llevará años terminar – soy torpe escribiendo, que le voy a hacer. La cosa era esta

Si lo piensas bien, puede que el hecho de que nos prohíban del todo el intercambio de archivos con derechos de autor por las redes p2p hasta tal punto que nadie se atreva ya a participar de este derecho, podría ayudar a impulsar y crear la necesidad de desarrollar a un ritmo mucho más acelerado y por mucha más gente, software libre, libros libres, música libre y nuevas plataformas para distribuir todo esta cultura y conocimiento, incluso proyectos no relacionados con la informática con carácter de libre distribución, supliendo de ese modo la carencia de productos de consumo que no está al alcance del poder adquisitivo de la gran mayoría de la población y que las multinacionales con su publicidad nos hace desear, convirtiéndonos por tanto en esclavos del consumo. O eso o privarnos de la cultura.

2 Respuestas a “La cultura tiene el futuro claro”

  1. Creo que tanto David Bravo, Jorge Cortell, tu y yo tenemos prespectivas similares frente al cambio. :-) Yo no soy conocido, pero no importa, porque como yo habra un montón de gente que se está empezando a dar cuenta de ello.

    En mi post «En plena gestación», hablaba tambien de algo similar a lo tuyo:
    http://www.avalonsoftware.org/vagoblog/?p=42

  2. yo añadiría algo más y es que lo que está ocurriendo, no sólo es inevitable, sino que es consecuencia natural de la evolución de la tecnología, la misma evolución que durante los último 60 años ha alimentado de forma desproporcionada a la industria del copyright, que no de los autores. Ahora el peso de la evolución tecnológica y social está cambiando, algo que afecta negativamente al acomodado y todopoderoso mercado de las discográficas, editoriales, cine e industria en general del copyright. Si no fuesen tan poderosos no ocurriría nada, simplemente se extinguiría en silencio, como otras tantas formas de vida, pero vamos a tener que aguantar sus últimos coletazos a golpe de derecho penal, hasta que aplastados por el peso de lo evidente emigren a otras vías de abastecimiento económico o pongan el cartel de cerrado por quiebra en sus puertas.

    Siempre ha sido cuestión de crear mercado con la difusión del conocimiento, de algo que no se puede tocar y que solo existe en nuestros cerebros. Cuando apareció la imprenta la difusión del conocimiento pudo amplificarse pero sobre todo se convirtió en un bien con el que comerciar: el conocimiento se transformó en producto. Con la música y el cine ocurrió lo mismo, mientras han podido contener su cultura en los vinilos, CDs y cintas magnéticas todo ha ido bien, porque había algo tangible con lo que comerciar, pero en el momento en que aparece internet y la información se distribuye digitalizada en millones de lugares a la vez, sin «materia que lo contenga» y que pueda ser por tanto inventariada, el valor desaparece y cambia de estado.

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